[Historia/Sondeo] El Silente

Me quedé pensando lo del brazo y la pierna...

Lo habrán mordido y ahora está lastimado... y el tipo se quiere quedar con las armas. RESUMEN: movilidad reducida, conocimiento geográfico de la zona nulo, desarmado, con las de proteger (herido) a la chica, y casi sin poder usar un brazo... that guy, is son of bitch.

Kry escribió:

that guy, is son of bitch.

Y más aún. Sólo espera...

Kiri escribió:

Y más aún. Sólo espera...

No, mentira, nada más

A menos que te empiece a moler a palos, no creo que se pueda ser más hijo de perra... (O_O) a menos que...

La tarde avanza rápidamente, y la noche se acerca de a poco. Dentro de cinco horas, el velo de la noche apagará las pocas luces que aún hay en el cielo. Es por ese motivo que te dispones a seguir buscando a Adam, a pesar del peligro. Tu valentía es admirable a la par de estúpida, pero no soy quien para juzgarla, ni para seguir advirtiéndote que estos innecesarios sacrificios acabarán por matarte. Ah, me estoy cansando de que mis palabras lleguen a oídos que no están dispuestos a escucharlas. Tal vez quieres más a Adam de lo que crees saber, o tal vez no. El asunto es que estás renunciando a mucho por él… ¿quién lo diría? Estás renunciando incluso a la seguridad y el cobijo de una linda casita en los suburbios, con la chica que llevas viendo más de siete meses. “Distraído Jackson” no puede ser peor que lo que estás pasando, pero… ¡Bah, para qué demonios me molesto! Sé que no me escucharás. Tú mismo.

Transcurre media hora de silencio en la suite del Nuke, roto solamente por el romper de la lluvia y los alaridos desesperados que vienen del este. Te sientas en el sofá junto al que estabas recostado, vigilando a Kath. Esperando a que despierte. Te aburres, pero al menos hay paz. Te da tiempo de pensar, pero no importa lo que fuera, siempre volvías al mismo pensamiento: “¿Por qué está pasando esto?”. Prefieres no hacer la de un fanático religioso, y evitar decir “es un castigo de Dios”. No. Pero tampoco hay ciencia que pueda decir cómo los muertos pueden regresar a la vida. Tampoco eres muy propenso a creer en la magia o las invocaciones de ángeles o demonios, por lo cual también descartas esto. No encuentras una solución al por qué pasó esto, así que ahora te preguntas que es lo que pasará; “¿Las cosas seguirán así dentro de un mes? ¿O en un año? ¿Qué pasaría si las cosas jamás volvieran a la normalidad?” El tiempo responderá. Para tu desgracia, es posible que no cuentes con ese tiempo. El día todavía no termina, y casi has muerto tres veces. La suerte te ha sonreído hasta ahora, pero la fortuna no siempre te mira con buenos ojos. Podría asegurarte que tu suerte está a punto de agotarse, por lo cual te recomiendo enfáticamente que no sigas arriesgando tu pellejo de la misma inconsciente manera, otra vez. Claro, decidiste buscar a Adam, y a pesa r de que no es inteligente por tu parte, se ve que es lo que quieres. No intentaré detenerte ni menospreciar tu decisión, como acostumbro hacer, sólo te digo que es insensato. Si fuera tú, habría preferido dejarlo ir. Pregúntate por qué huyó. Claramente no quiere permanecer con tu grupo, ni quiere seguir dejando su vida en tus manos. Tal vez tomó la decisión correcta. Te preguntaré: si fueras él, ¿no habrías hecho exactamente lo mismo? Creo conocerte lo suficiente como para asegurar que sí. Sea como sea, si él estuviera en tu lugar, tal vez haría lo mismo que tú.

Escuchas un sonido muy similar al de una superficie raspando con otra. Volteas a ver a Kath, y con lo poco que ves, distingues las sábanas haciéndose un pequeño bulto. La luz refleja unos ojos entreabiertos de color dorado, que se ven a la perfección. Te inunda un sentimiento extraño, pero agradable; una especie de calorcito en el pecho. Algo como un alivio, que raya en una alegría descontrolada.

Tú:- ¿Kath? –murmuras posando tu mano en su hombro.
Kath:- … ¿Dónde estamos? –dice reincorporándose.
Tú:- Eso después. ¿Te encuentras bien? –continúas hablando despacio.
Kath:- Eso creo… ¿Qué nos pasó?
Tú:- No sé mucho más que tú. Intenta permanecer tranquila.
Kath:- … ¿Qué te pasó en la pierna?
Tú:- En verdad, no lo sé. Me duele horrores.
Kath:- ¿Te encuentras bien? –dijo alzando su voz, preocupada.
Tú:- Tranquila –le dices sosteniéndole el hombro, para que permanezca recostada–, podría estar mucho peor.
Kath:- Eso no quiere decir que te encuentres bien. Déjame verla.
Tú:- ¡Tranquila…! Estoy bien…
Kath:- No soy tan tonta. Sé que lo dices para que no me preocupe…
Tú:- Pues hazme el favor y no te preocupes. Puedo caminar por mi cuenta si es lo que te preocupa…
Kath:- Lo que me preocupa es que la herida esté infectada. ¿Quién sabe si está bien tratada?
Tú:- Deja de insistir, ¿quieres? Lo que nos abarca no es mi pierna, es qué se supone que haremos ahora.
Kath:- Lo dejaré en tus manos.
Tú:- Ése es el punto. Ya lo sé. Pero te necesito preparada, y para eso necesito que espabiles. Cuando estés lista, búscame en la cocina. Seguiremos buscando a Adam en éste distrito.
Kath:- ¡Ya lo estoy!
Tú:- No me veas la cara de idiota. Hasta un ciego podría ver que estás débil.
Kath:- Pues tú no estás mucho mejor. Mírate, tienes heridas de arriba abajo.
Tú:- Je. Regresa en ti y búscame en la cocina.

Haciendo un esfuerzo, logras levantarte sin refunfuñar sobre el dolor de tu pierna. A pesar de que el mismo se alivia de a poco, es aún intenso, y te impide moverte sin dificultades. Das unos cuantos pasos hasta la cocina. Revisas el refrigerador en busca de algo para picar. Sólo hay pan, chocolate y agua. A pesar de que te tienta tomar una barra de ese dulce, prefieres no hacerlo por el simple y llano temor de que Craig se enoje, restándote puntos para llegar a un acuerdo respecto al armamento que asegura que le pertenece. Bobadas. Simplemente tomas una jarra de agua y la sirves en un vaso de cristal. Le das un par de tragos, y tu pierna comienza a arderte. Piensas que tal vez no sea una mala idea tomar otra píldora para el dolor. Sin embargo, no tienes ninguna a la mano, y dudas mucho que Craig sea capaz de cederte alguna sin pedirte un ojo de la cara a cambio. Se complican las cosas.

Craig:- Veo que tu amiga ya despertó…
Tú:- Si esa es tu forma de echarnos, no te preocupes. Ya lo estuvimos hablando.
Craig:- Bien. Cuanto menos revuelo provoque su ida de aquí, mejor será para los tres.
Tú:- Se nota que nos quieres fuera de aquí…
Craig:- Nunca los quise aquí, en primer lugar.
Tú:- Éste es el trato. Tú nos das nuestras armas, y nosotros nos vamos de aquí.
Craig:- ¡Ja! ¿Otra vez con eso? Un no mío, es un no, y punto. Se acabó. Sus armas son mías.
Tú:- ¿Eso es un “sí”?
Craig:- ¿Estás bromeando, verdad? Es un no rotundo.
Tú:- Pues en ese caso, simplemente nos quedamos. Tú decides.
Craig:- ¿Qué tal esto? Tú te vas, y yo me quedo con tus armas.
Tú:- Parece un “buen trato”, aunque… creo que voy a rehusarme. Nos quedamos.
Craig:- ¡Oh, no! ¡No se quedarán!
Tú:- Pues danos nuestras cosas y nos iremos. O la una o la otra.
Craig:- Mira, no me voy a quedar indefenso mientras esas cosas se congregan a mi alrededor. Necesito algo con lo que defenderme.
Tú:- Pues debiste haberlo pensado cuando te aislaste en el décimo sexto piso de un hotel. Por otro lado, ¿no dijiste que esas cosas serían incapaces de subir hasta aquí?
Craig:- Nunca se puede esperar nada de estas cosas. Si te digo que no pueden subir escaleras, seguramente podrán, eventualmente.
Tú:- Eso a mí no me importa. Tú te buscaste tu forma de sobrevivir, y el tiro te salió por la culata. Te mataste por tu cuenta, te encerraste en la jaula con el tigre, tú eres el artífice de tu mala suerte. Mírate nada más, das pena ajena. Si Adam no nos hubiera dejado aquí, ¿a qué persona le estarías chupando la sangre, sanguijuela?
Craig:- ¡Oh, maldición!
Tú:- Me canso de hablar contigo… danos nuestras cosas, nos iremos, y tú y yo no volveremos a vernos.
Craig:- De acuerdo. Les daré sus armas, con una condición.
Tú:- ¿Cuál?
Craig:- Iré con ustedes.
Tú:- Oh, Dios… -refunfuñas mientras la palma de tu mano acaricia tu frente.
Craig:- ¡Piénsalo! Necesitarás toda la ayuda que puedas conseguir si vas a salir con esa chica.
Tú:- ¿Qué insinúas?
Craig:- Que no creo que pueda defenderse por sí sola. De hecho, no creo que tú tampoco seas capaz de defenderte por tu cuenta.
Tú:- Sigue así, genio. Lo que conseguirás es que “esa chica” te empale el pellejo en un banderín.
Craig:- Está bien, está bien. No importa si tengo algo para ayudarte fuera de aquí. Tu problema es, que a menos que accedas a dejarme viajar contigo, no te devolveré tus armas.
Tú:- Hace rato estabas convencido de que aquí arriba aguantarías décadas sin morir. ¿Por qué este súbito cambio de parecer?
Craig:- Debo reconocer que fue gracias a ti. Es cierto, no tengo las provisiones que necesito para aguantar más de una semana. Tarde o temprano, tendría que salir a buscar comida, y sin armas, ni acompañantes, sería una tarea que raya en el suicidio. Me sería profundamente difícil, y tener un refugio seguro de poco me serviría, si el mismo acabara lleno de esas cosas en el primer piso. Si hay un momento para irme de aquí, es ahora, que aún puedo.
Tú:- (Creo que sería mejor que no le dijeras que no volverás a tu refugio, todavía. Por el momento, diría que aceptes el trato. Suspiras) Está bien.
Craig:- Están en el armario. Tómalas cuando estés a punto para irte.

No puedo evitar pensar que en algún momento te arrepentirás de traerlo contigo. Bueno, tal vez no tengas otra alternativa. Tal vez te resulte útil, pero viendo lo visto, ¿quién sabe?

Spoiler:

Tú:- (Esbozas una sonrisa) ¿Qué tan mal está?
Kath:- Horriblemente, si me permites. Te mordieron la pierna, y es muy posible que sea lo mismo con tu brazo.
Tú:- Oh, perfecto. Esto significa que moriré en tres horas, y en cinco estaré caminando de vuelta buscando matarte.
Kath:- je, No bromees con eso.
Tú:- ¿Consiguieron arrancarme el pellejo?
Kath:- No, por suerte. Sólo te dejaron una marca de los dientes realmente profunda. Tal vez sería mejor que primero limpie esa herida, pero para eso necesitaría alcohol o agua oxigenada, de las cuales no poseo ninguna.
Tú:- Es posible, pero por el momento estoy bien, y Adam corre un mayor peligro que yo. Creo que es mejor que intentemos encontrarlo antes que intentar curarme.
Kath:- Casi admiro tu determinación. Si la herida se infecta, habría que cortarte la pierna para que la infección no llegue al tórax. Es ese momento, será imposible tratarte y sería más piadoso matarte que dejarte morir.
Tú:- Tal vez tengas razón. Pero ¿dónde conseguiríamos los medicamentos?
Craig:- Hay una farmacia a unas manzanas. Está un poco lejos de aquí, pero el camino debería ser tranquilo.
Tú:- Tú mismo dijiste que no podemos esperar nada de esos bichos.
Kath:- Craig, Adam no dijo a dónde iba, ¿no?
Craig:- No, preciosa, pero daría lo que fuera a que el muy cobarde corrió a esconderse en la comisaría.
Tú:- No lo creo posible…
Kath:- En la comisaría podrían tener medicamentos para curarte…
Tú:- No creo que sea buena idea.
Craig:-¿Por qué no? Ahí estaríamos más seguros que en un suburbio…
Tú:- Se te olvida que estos tipos están llamando a estas cosas a gritos. Las luces, los ruidos, diría que estamos mejor en un barrio silencioso y oscuro.
Kath:- Sea como sea, ¿dónde podríamos buscar a Adam, ya que lo propones?
Tú:- Seguramente fue a hacer lo que propuso en la escuela: buscar comida y agua. Así que seguramente estará en un supermercado o algún sitio por el estilo.
Kath:- Es posible…
Craig:- En tal caso, debería estar a unas seis manzanas de aquí, en un “Seven”.
Kath:- De acuerdo, ¿Adónde vamos?

* Ir a la farmacia. EVALÚA: Tu pierna empeora por minutos. Mejor te apuras a sanarla. Y ¿quién sabe? quizás encuentres a Adam, si tienes suerte.
* Ir a la comisaría. EVALÚA: Tu pierna empeora por minutos. Tu vía más rápida para curarla, es confiar en la gente. Si tienes suerte, sólo tendrás que robarle a los muertos.
* Ir al mercado. EVALÚA: Si consideras que Adam es más importante que tu pierna, tu mejor chance de encontrarlo está en el mercado.

PD: Los odio a todos y cada uno de ustedes! No me hagan caso... no dormí para terminar esta parte y ando con el cerebro seco... -_- hasta otra

No veo motivos para que Adam vaya a la farmacia a menos que vaya a provisionarse con medicamentos.
Igual, para mí, la prioridad es la pierna del prota. No vaya a ser que lo encuentren y al cacho descubras que te infectaste y tenes que morir owo
Yo voto por ir a la farmacia, y en cuyo caso DESPUES al mercado.
Ir a la comisaría es caso perdido... -w-

nya ok...si Adam estaría en el marcado...yo me tiro de cabeza a la farmacia quiero tener ambas piernas (y el brazo) aun conmigo.! ; v;

nya encima ahora esta el estorbo de Craig.? ojala muera.! (re-mala)

Vos sos mala y yo soy el Diablo -w-

Por mí, que se lo morfe una orda... me importa una mierda. YA SE! Que en alguna elección, salga: "¿Dejarlo morir? SI o NO".

Ya sabemos cuál gana

propongo que vayan a la comisaria, lo tiren a los zombies y huyan, pero en las condiciones en las que se encuentran uir no es una opción sencilla, la farmacia primero y luego el mercado, y a la votacion de Kry elijo un rotundo SI.

Ya quisieran

Eso no va a pasar.

Spoiler:

Mañana hago update si tengo internet

Tú:- No quiero ser egoísta, pero me gustaría pasar por la farmacia antes que nada.
Kath:- Muy bien, iremos entonces.
Craig:- Pues… tienes razón, es egoísta. Muy egoísta.
Kath:- ¿Qué?
Craig:- ¿Sabes, preciosa? eres demasiado lista como para ser tan ingenua.
Kath:- Explícame lo último, por favor.
Craig:- Verás, linda, la última vez que me fijé, dar prioridad a la propia seguridad antes que a la de una mayoría, es egoísmo.
Kath:- Estamos hablando de una vida en riesgo, Craig.
Craig:-A pesar de lo cual, sigue siendo egoísta.
Kath:- ¿Tú harías algo diferente si hubiera sido al revés?
Craig:- ¡Claro que sí!
Tú:- Siento interrumpir, pero mientras discutimos, hay dos vidas que aún corren peligro…
Craig:- ¿Ves lo que digo? Egoísta. No piensa en nada más que en sí.
Kath:- Mira, nadie te pide que vengas con nosotros. Quédate aquí mientras vamos a la farmacia, y luego volveremos.
Craig:- ¿Para que escapen con sus cosas? No, gracias. No confío ustedes.
Kath:- Autoproclamas nuestras cosas como motivo para negociar nuestra libertad, ¿y nosotros somos los egoístas?
Craig:- Bueno… tú no, preciosa.
Kath:- ¿Qué esperas conseguir coqueteando conmigo?
Tú:- Una discusión para otro momento, si no es mucha molestia.
Kath:- No, tienes razón… Vamos.

Una puerta bloqueada con una silla daba la salida a un pasillo, tan, si no más, oscuro que las calles. No es posible ver los botones del elevador, y a duras penas se alcanzan a ver unos escalones. Si alcanzas, tal vez puedas ver unos ligeros destellos proviniendo de lo que parecen ser perillas, denotando que hay más habitaciones en este piso. Por un segundo se te ocurrió preguntarle a Craig si tenía una linterna en el piso. La respuesta llegó en forma de un rayo de luz, saliendo de la palma de su mano. Suspiras de alivio, al saber que no debes molestarte en hacer la pregunta. Das un par de pasos hasta la puerta del elevador. Intentas llamarlo, pero el mismo no reacciona. No hay ruido, y la luz del botón no se enciende. Intentas de nuevo. Y de nuevo. Y de nuevo. Si fueras capaz de ver la cara de Craig, seguramente estarías muerto de la risa. Su cara colérica sólo te dice una cosa: “Inútil”. Qué risa me da éste tipo.

Craig:- ¡Lo haces como el demonio! ¡Quítate! –Te grita, apartándote de un empujón.

Casi te caes. Recuperas el equilibrio apoyándote contra un extintor que se encuentra fijo contra la pared. Lo primero que piensas es: “Me daré un tiro entre las cejas si éste tipo sigue vivo dentro de dos semanas”. Tienes motivos para castigarlo a él, pero ¿por qué castigarte a ti? ¿Dispararte a ti mismo porque tuvo suerte? Hace poco leí en una revista médica que los disparos en la cabeza son malos para la salud. ¿Seguro que no quieres dárselo a él, si sobrevive dos semanas? O, mejor aún, ¿por qué esperar? ¿Por qué no jalar ahora del gatillo? ¿Por qué no pintas las paredes de los negros pasillos, con el rojo de la fresca sangre de una persona que aún respira?
Aunque claro, se nos olvida lo que pensaste luego: “¿No se supone que las farolas en las calles deberían estar encendidas en ésta oscuridad?”. Curioso momento para pensar en eso. Podrías haberte dado cuenta antes. ¿Por qué justo ahora? ¿Quién sabe? Sin embargo, tus pensamientos ahora reptan en un dolor que ya has sentido el día de hoy. Un dolor que ha causado ya una polémica entre tú y tus amigos, por corta que fuera. Un dolor de cabeza, que se agrava muy rápidamente. Mucho más rápido que hoy a la mañana. Se hace proporcionalmente más grande cada segundo que pasa. Temes lo que te pueda pasar si los dolores siguen aumentando de la manera desmesurada en que lo han estado haciendo hasta ahora. Poco a poco, tienes más calor. Desabrochas tu abrigo con la esperanza de que eso te ayude un poco. Sabes que afuera hace frío, pero tú no lo tienes. ¿Por qué? ¿Por qué será?

Craig:- ¿¡Por qué no funciona!?
Tú:- ¿Algo que quieras decirme?
Craig:- ¿Qué se supone que esperas? ¿Una disculpa? ¿Ahora?
Tú:- A pesar de que sería muy apreciable viniendo de ti –dices palpándote la frente, secándote unas pequeñas gotas de sudor–, esperaba que me dijeras ¿por qué DEMONIOS NO FUNCIONA ESTA CHATARRA?!
Craig:- ¿¡Cómo esperas que lo sepa!? Maldición.
Tú:- ¿Será porque tú vives aquí?
Craig:- Ni siquiera vivo aquí, idiota, no sé cómo hacen los residentes para que ésta cosa funcione.
Tú:- Pues yo te diré cómo lo hacen: simplemente aprietan ese maldito botón y… espera, ¿qué venía después?... ¡Ah, sí! El ascensor llega hasta ellos.
Craig:- Si fuera tan simple, ¿¡por qué demonio crees que no funciona!?
Tú:- ¡Usa la cabeza! Hay un apagón masivo en el área.
Craig:- Oh, eso crees. ¿Por qué será?
Tú:- Mira que eres tonto. ¿Has mirado por la ventana?
Craig:- (Te mira con mala cara)… sí, idiota. Tú me viste hacerlo.
Tú:- ¿Y no viste nada raro?
Craig:- ¿Qué se supone que debía ver?
Tú:- No hay farolas, no hay luces…
Craig:- ¿Y de inmediato es un “apagón”?. Es una coincidencia.
Tú:- Mírame a los ojos, y dime que te lo crees. De todos modos perdemos el tiempo hablando, simplemente tomemos las escaleras y el problema se acabó.
Craig:- ¡Wow, espera! ¿Bajar hasta la planta baja? ¿Por las escaleras? ¿Desde un decimo sexto?
Tú:- ¡Qué listo eres! Ungh… –Te palpas la cabeza, cuando tu dolor punza más fuerte– Andando…
Kath:- ¿Estás bien?
Tú:-No lo creo, me estoy volviendo loco, no puedo caminar tranquilo, mucho menos correr, y mi cabeza está estallando. Creo que no estoy muy bien.
Kath:- Vamos –Ordena a la par que una mirada de profunda preocupación invade su pálido rostro.

Entiendes de dónde viene esa preocupación. Sin embargo simplemente la dejas estar, ignorándola para que al menos alguien se sienta mejor. Tú estás pesimamente tanto anímica como físicamente; Kath está muerta de la preocupación; y Craig no es más que un imbécil cuya propia seguridad es lo único que abarca su limitada mente. Le harías un favor mayor lanzándolo desde azotea que protegiéndolo hasta llegar a tu casa. Pero, como siempre, harás lo que tú quieras antes que hacer lo que, yo creo, debes hacer. ¿Qué debe pasar? Craig debe morir. Y como espero que ocurra, harás caso omiso a pesar de que tenga la razón. Mi existencia se irá con la tuya, así que te pido que a pesar de que no quieras hacerme caso, intenta ser prudente.
Kath te lleva con tu brazo detrás de cuello. Por lo visto, estarás bien bajando las escaleras. Los primeros pisos a bajar no presentan ninguna dificultad. Una horrible sorpresa esperaba ser descubierta en el séptimo piso. Estabas terminando de bajar las escaleras del octavo piso, siempre con la ayuda de Kath. Creíste ver un inusual relieve que resplandecía secamente con la poca luz que se filtraba en por la pequeña ventana. Algo realmente inusual. Un relieve, tranquilamente confundible con una bolsa de basura. Craig iba detrás de ustedes dos.

Tú:- Kath, detente, por favor.
Kath:- ¿Qué ocurre?
Tú:- Craig, dame la linterna.
Craig:- ¿Para qué?
Kath:- Sólo dásela.
Craig:- Tranquila, preciosa. No hay motivos para ser agresivos. Aquí todos somos amigos.
Kath:- ¿Podrías darle la linterna, por favor? –suplicó limitada a un lenguaje muy educado.
Craig:- En vista de que lo pides así… –bromea mientras te la da.

Sosteniéndola con la mano enyesada, apuntas lentamente al bulto que se levantaba en el suelo, desde tus pies hasta él. Hay puntos en el suelo que, poco a poco, se van haciendo manchas. Las manchas se hacen rastros, de algo que fue arrastrado. Y, más temprano que tarde, el rastro dio a parar en un charco enorme de sangre, ubicado en el lugar del relieve, que augura ser un cuerpo. Pero no lo es. Son los despojos de lo que algún día podría haber sido un humano. No ves los apéndices que podrían haber sido los brazos y piernas. Sólo ves un ojo, abierto y teñido de rojo, en una cara donde no hay labios, ni nariz, ni orejas. La piel y carne que ocultaban sus dientes, había desaparecido. La profundidad del hoyo en la nariz es tan grande que crees ver un poco de lo que aparenta ser el cerebro. Te sorprende que la imagen, a pesar de ser inolvidable, no provoque ningún sentimiento en ti. No lástima, no asco, no miedo, ni tan siquiera te asustaste con lo que acabas de ver. Un “nada” absoluto. Piensas que perdiste la humanidad, y que tu alma se ha vuelto tan inhumana como la cosa desfallecida que yace a tus pies, a luz de linterna.

Craig:- (Balbucea)
Kath:- ¿Qué cosa podría haberle hecho esto? –Pregunta reteniendo las lágrimas.
Tú:- No lo sé… –Apuntas la linterna hacia la escalera– Pero sea lo que sea, no se contentó sólo con uno. Observa. –Iluminas un rastro de sangre que baja las escaleras.
Kath:- ¿Significa que arrastró el cuerpo hasta el piso de abajo?
Tú:- Apostaría a ello. –Dices levantándote, tomando el rifle que Craig sostiene, mientras aún balbucea.
Kath:- ¡Espera! ¡No vas a bajar sin ayuda!
Tú:- Es muy posible que sea peligroso, ¿estás segura?
Kath:- Me estás empezando a dar la impresión de que me tienes en muy baja estima.
Tú:- (Das un paso largo y te plantas en su cara, con una cara de intimidante seriedad) Jamás.
Kath:- (Se limita a mirarte sorprendida. Si la conocieras menos, creerías que sólo se pregunta cómo llegaste tan rápido hasta ella)
Tú:- ¿Vamos, pues?
Kath:- …Claro, te sigo.
Craig:- (Balbucea)

No crees que sea un mal momento para aprender a usar el rifle, aunque bien sabes que no es en una buena idea. Un disparo en un edificio completamente vacío, cuyo eco retumbase en una calle, más aún, en un distrito entero, sería llamar a gritos a todas esas cosas que pululan por la ciudad. Aún así, no te ves capaz de pelear cuerpo a cuerpo con las heridas que tienes. Maldices tu suerte. Por fortuna aún tienes tu “As bajo la manga”, si por eso entendemos que aún tienes el cuchillo que escondes en tu cinturón. Deberías ser capaz de manejarlo con la zurda.
El rastro de sangre se hace cada vez más difuso, lo que nos dice que lo que sea que fuera arrastrado, fue arrastrado con cada vez más prisa. El rastro ya no está en las escaleras, sino que escala hasta un ducto de ventilación, donde fuera del mismo hay simplemente un brazo cercenado. Qué horror. El octavo piso del hotel está prácticamente pintado de rojo. La puerta del elevador está abierta, y otro rastro de sangre, que sale de la habitación “B” –cuya puerta está abierta desde adentro–, se dirige hacia adentro de las puertas del mecanismo. El rastro alberga excesiva cantidad de sangre en los marmolados suelos. La víctima fue arrastrada lentamente mientras se desangraba. Seguramente estaba viva, pues el rastro se difumina ligeramente en muchas direcciones. Crees que es mejor que no logres ver al desafortunado cadáver que haya salido del 6° B, pues su muerte, tú estimas, podría haber sido mucho más horrida que la que encontraste en el 7° piso. Temes que cuanto más bajes, peores horrores encontrarás. Los siete pisos que te esperan bajar, serán tus propios siete anillos infernales. Un pedacito de infierno, sólo para ti, Kath, y Craig. Disfrútalo.

El quinto piso no alberga más que violencia. Cuerpos desmembrados, cuyos miembros se encuentras desperdigados por toda la habitación, carcomidos. Llenos de sangre, como si la misma fuera la deliciosa salsa de una suculenta cabeza, rellena con un jugoso cerebro y un crocante cráneo. Ni un solo cuerpo estaba completamente comido. Sólo a la mitad, y algunos de ellos de la manera más inhumana imaginable. Una cabeza, cuya piel le ha sido arrancada. Una cara sin piel. Sin rasgos faciales, y una calidad muscular que aparenta una cara de espantoso dolor. Algo es claro: Nadie murió en paz. Todos sufrieron una muerte tortuosa, larga y muy dolorosa. Sea lo que sea que les haya hecho esto, claramente disfrutó matándolos. Escuchando como sufrían. Llorando de dolor. Ideando siempre nuevas formas de atormentar. Matar de miedo, y luego torturar hasta la muerte. Y luego, cuando el dolor ya no era soportable, y la vida abandonaba al pobre hombre o mujer atrapada en la cólera sanguinaria del monstruo que les hizo esto, el mismo iba por otra víctima para seguir divirtiéndose mientras comía.

Spoiler:

Los pisos siguientes mostraron signos de violencia similar. No te atreves a pensar en el dolor que deben haber pasado las personas, pues va más allá de lo imaginable. Si la criatura que lo hizo no es humana, y las formas que tuvo de matar tampoco, mucho menos lo debe ser el dolor. Un sufrimiento, tan agonizante, que ningún ser humano fuera capaz de brindárselo a otro. Es inimaginable, y prefieres no imaginarlo.
Segundo piso, la violencia común de los otros pisos, y ¿qué los diferencia de los otros? Que estás a dos pasos de salir de este infierno y, por otro lado, adentrarte en otro que podría ser peor. Escaleras que dan al primero. Te sientes feliz, pues saldrás de aquí, y dejarás de ver los horrores que se pueden, aunque no deberían, verse en esta vida. Hay algo sin embargo que interrumpe. Se escuchan terribles rechinidos proviniendo de la puerta del elevador, como si algo la quisiera abrir desde adentro.

Kath:- ¿Qué es eso? –Dice mientras abre uno de sus ojos.
Tú:- Shh –La silencias dulcemente mientras le cierras delicadamente ambos ojos con un par de dedos, sin soltarle la mano en ningún momento.

No das tiempo a lo que sea que esté adentro a que salga y te mate a ti y a tu reducido grupo, así que simplemente pasas rápido por enfrente de la puerta, y bajas rápidamente las escaleras. Finalmente llegas a la planta baja, que no da signos ni de violencia ni de ninguno de ellos. Parece que ya pasó. Suspiras de alivio. Admiras el vestíbulo, ya que las cosas están en un ambiente más apetecible que rodeado de cadáveres. El suelo de mármol, el amueblado antiguo, la recepción vacía, y el bar a unos veinte pasos a tu izquierda. Te gustaría haberte quedado en éste hotel, bajo circunstancias menos caóticas, pero los deseos no se hicieron realidad esta vez. Abres la puerta que da a la calle, y una fresca ráfaga de aire golpea tu rostro. Es agradable.

Tú:- Todo terminó. Ábrelos.
Kath:- (Temblando, abre los ojos de a poco. Su rostro se ilumina. Te mira llorando, con una sonrisa de oreja a oreja)
Tú:- (El dolor crece. Te sostienes la frente, pero eres capaz de devolverle la sonrisa.) ¿Podemos irnos?
Kath:- Sí, claro.
Tú:- (Das un par de pasos hacia el frente, y caes en la cuenta de algo. Un pensamiento te atraviesa la cabeza como una bala) No puede ser…
Kath:- ¿Ocurre algo? –dice temblando aún.
Tú:- Craig… ¡Ese inútil sigue ahí!
Kath:- No es cierto…
Tú:- Que yo sepa sólo nos es útil porque sabe dónde está la farmacia. ¿Tú sabes dónde está?
Kath:- No, no lo sé.
Tú:- ¡Demonios! ¡NO PUEDE SER! ¡Significa que tendré que subir otra vez por ese imbécil!
Kath:- La alternativa es ir a la comisaría.
Tú:- No lo sé, ¿tú qué dices? ¿Vamos por él o no?
Kath:- Pues si la idea inicial era no ir a la comisaría, podríamos intentar encontrar la farmacia por nuestra cuenta.
Tú:- ¿Con qué chances de encontrarla? No creo tener más de una hora, y ni siquiera tengo una píldora.
Kath:- En tal caso, lo que quieras hacer, decide ya.

* Ayudar a Craig. EVALÚA: Pues… te diría que olvides ésta opción, pues hay motivos de sobra para no volver a meterte en el Nuke.

Spoiler:

* Ir a la comisaría. EVALÚA: Una idea tan mala como cualquier otra, pero, de momento, es tu mejor opción, yo diría. Si eres capaz de evitar a las hordas que rodean el edificio, tal vez seas capaz de conseguir medicinas, y luego irte. ¿Qué es lo malo? No sólo que allí están tus padres (que por nada en el mundo te dejarán volver a salir), sino que además te tratarán como lo que eres: un niño.

PD: todos felices?

Muy interesante, esta parte sinceramente ME ENCANTO. Y esa escena de violencia con la sangre por las paredes, el piso e inclusive con un rastro por la ventilación me recuerdan a dos cosas: primera, la aparición de los lickers en Resident Evil, y segunda, el cadáver de la hermana de Mei en Obscure.

Relativo a la pregunta... difícil. Si el prota estuviera en mejores condiciones (al menos para subir y bajar escaleras por su cuenta) votaría por volver a entrar; sin embargo, queda Kath que quién sabe cómo se sentiría al volver a entrar.
Lo lógico sería volver a entrar, ya que lo que haya adentro podría no ser tan malo como las hordas en la comisaría. BUT! Si bien el hijo de perra de Craig podría ya estar muerto (o muerto de miedo y oculto en algún cuarto del hotel, quién sabe si en el primer o decimo octavo piso -w-'), nada te confirma que para entonces la pases de perlas y flores en el camino a la farmacia, y quién sabe si de mientras te agarra algún bichito.
Sin embargo, y por la cantidad de ruido en la comisaría, las posibilidades de que sobrevivan allá son las mismas que las de Craig. Y ya que en la estación son MUCHAS personas, quién sabe si le quedaran los suficientes suministros...

Con toda la pena del alma, me inclino a salvar al pelotudo este -w-

Kry ya dijo todo lo que yo podía decir... y ahí que salvar a este tipo -_-

Aparte, en esa condición, que apenas podes caminar bien, en el hipotético caso de que logres esquivar a los zombies y llegues, por ahí te confunde un policía y te mata a vos también.

Spoiler:

Tú:- No puedo creer lo que voy a hacer… voy a volver por ese desgraciado.
Kath:- Tienes que estar bromeando… ¡Por favor, dime que es broma!
Tú:- Si hubiera otra opción, además de la alternativa, seguramente la tomaría. Sin embargo, no podemos tomarnos el lujo de decidir ésta vez. Subiré por Craig, pero eso no significa que tú debas hacerlo.
Kath:- No digas eso, iré contigo.
Tú:- No, no lo harás. Apenas conseguiste salir del Nuke sin enloquecer, y no quiero arriesgarme a perder una inteligencia como la tuya por un capricho mío…
Kath:- Ya basta, no quiero dejarte subiendo éste edificio por tu cuenta. ¡Apenas puedes andar!
Tú:- Pero tampoco dejaré que tu sanidad mental muera por un capricho tuyo.
Kath:- ¿¡capricho!? ¡Intento ayudarte!
Tú:- Lo sé, pero una vida como la tuya me vale más que una vida como la de Craig, y no pienso arriesgar la una por la otra.
Kath:- Tu vida también es más valiosa que la de Craig. No la desperdicies salvándolo, y si vas a hacerlo, por lo menos deja que la arriesgue contigo.
Tú:- Kath, sea lo que sea que esté ahí adentro es peligroso. No quiero que mueras, y menos aún, como murió esa gente.
Kath:-¡Pero tampoco quiero dejar que mueras tú!
Tú:- ¡Entiende! –Enfureces– ¡No te dejaré subir conmigo! ¡Sin importar lo que digas o hagas, no quiero volver a verte hasta que salga de ahí!
Kath:- No me hagas esto, te lo suplico. Déjame ir contigo.
Tú:- (hay una pausa) Oye, Kath –le susurras al oído–, ¿sabes qué es peor que los zombis?
Kath:- ¿Qué?
Tú:- Que si sabes qué es peor que los zombis…
Kath:- No, no lo sé.
Tú:- Cuando baje, te lo diré.
Kath:- (Se produce una breve pausa) ¡Promételo! ¡Prométeme que volverás!
Tú:- Lo juro por el cielo, por el sol y las estrellas: bajaré para contarte qué es peor que los zombis. Lo prometo.
Kath:- (asiente mientras le brotan lágrimas a montones. Se tapa la cara con las manos)
Tú:- Kath, no nos estamos despidiendo. Subiré y bajaré, todo acabará antes de que te des cuenta.

Volteas para esbozarle una sonrisa, mientras abres las puertas del oscuro hotel. No hay ruidos más que el de tus pasos, haciendo eco en las anchas de los grandes salones de mármol. Avanzas lentamente, colocando un pie delante del otro. Evitas realizar movimientos bruscos, y prosigues en silencio, evitando los ruidos cuanto más te es posible. Mantienes el rifle apuntando al frente tuyo, desde tu cintura, con tu brazo sano en el gatillo y el enyesado sosteniéndolo. El silencio es atroz. Tan inquietante. Infructuosamente, intentas apretar el botón del elevador. Tal vez sea mejor, piensas. Sí… es probable que sea lo mejor. Sin embargo, no tienes opciones. Debes subir por las escaleras, con una pierna prácticamente rota. Te espera un largo viaje de subida, viendo cadáveres horriblemente amputados, lacerados y desfigurados, oliendo la creciente peste a muerte que poco a poco se convertirá en el perfume del Nuke, a la vez que tu pierna no te permitirá subir más de un escalón a la vez. Es increíble que tengas que volver al infierno justo después de salir, por no decir que ahora le das una oportunidad de matarte al insecto sanguinario que se encontraba en el ascensor. Escuchas un sonido estridente, donde antes había espantosos rechinidos de metal chirriante. Otro fuerte ruido resuena en el vacío del hotel. El ruido, cada vez más constante y más fuerte, te inquieta cada vez más. Tu locura está cerca. Estás a punto de salir corriendo a la puerta del elevador, apuntar hacia dentro, y disparar como un lunático. Un último ruido estridente ocupa el silencio que se había conllevado apenas seis segundos. No fue nada comparado con lo que seguiría, pues el siguiente ruido fue horriblemente fuerte. De hecho, lo fue tanto que te ocasionó una corta sordera. Fue el ruido de una enorme puerta de metal, arremetiendo con gran furia contra el inocente suelo marmolado. Escuchaste un poco lejano el sonido de lo que parecían ser sacos pesados, chocando contra la caída puerta. Lo siguiente fue un silencio absoluto. Decides que tu mejor opción es apagar la linterna. Unas pequeñas gotas de sudor se resbalan por tu empalidecido rostro, mientras tus piernas tiemblan en los escalones en los que están apoyadas. Apuntas con firmeza hacia el final de la escalera, donde no ves que nada se mueva. Sí escuchas un leve sonido, de lo que parecen largas uñas, chocando en pasos con las baldosas del piso. Por una esquina, se asoma una figura tan negra como lo es la noche. No ves nada. No hay contraste, no hay bordes, sólo es una silueta camuflada por la oscuridad. No puedes distinguir de qué es. Podrías decir que es un humano gateando, o un perro sosteniendo un pedazo de carne; pero eso sería verlo por un lado muy optimista. Digo, no creo que un perro o una persona sean capaces de tirar abajo una puerta de acero. Optas por creer que es lo más preocupante: un monstruo, o un mutante. Caes en la cuenta de que un aterrador torrente de sangre recorre desde el segundo piso, corriendo escaleras abajo, hasta formar un mar en el primero. Jamás habías visto tanta sangre congregada, a pesar del hecho de que apenas la puedes ver. Estás dispuesto a dispararle a la burlona silueta. Quieres disparar. Vas a disparar. Tu dedo en el gatillo, ansioso por jalarlo por fin. No te importa quién o qué sea, lo que importa es que está por morir. Morirá por una bala de tu rifle. Morirá. Cuando estabas a punto de apretar el gatillo, la silueta deja caer algo, que rueda sin parar, rápidamente hacia ti. Pierdes la atención. La silueta ya no es aquello que tus ojos miran con tanta atención, sino la cosa que haya soltado. Se detiene a tus pies. ¿Hay algo más terriblemente aterrador que ser cazado por una criatura, que utiliza el miedo para hacerte salir de tu escondite? No ves aquello que soltó, pero la figura ya no está ahí vigilándote. Dejas pasar unos dos minutos, apuntando a la esquina del segundo piso. No aparece nada. Nada. No hay ruido. No hay uñas pisando el suelo. No hay viento corriendo entre los pasillos. No hay aire, pero no sientes la necesidad de respirar. No hay nada más que oscuridad. No tienes tiempo que perder, sin embargo. Tus dolores se hacen progresivamente más grandes, y caes en la cuenta de que el tiempo se te agota. El calor que tienes provoca en tu frente tales gotas de sudor, que te quedas ciego cuando llegan hasta tus ojos. El sueño se va apoderando de ti. Debes darte prisa antes de que mueras. Enciendes la linterna apuntando directamente a la figura de aquello que la criatura haya soltado. Era el cuerpo desgarrado y mutilado, espantosamente desfigurado de una persona, con casi las mismas expresiones faciales que los demás. No tenía mejillas, ni labios. La nariz era inexistente, y había materia gris rodeándole un espantosamente enorme agujero que tenía de oreja a oreja. Un rostro interesantemente desfigurado, sin embargo. Sus labios fueron cortados de forma tal que se le vieran las mandíbulas, y sus mejillas fueron cercenadas de forma que pareciera que la persona… está sonriéndote. Sin ojos, sin mejillas, sin labios. Un instrumento del miedo. Inmediatamente después, se escucha un horrible rugido a garganta seca, haciendo eco en los ductos de ventilación, y escuchas golpes viniendo de los que se encuentran justo encima de tu cabeza. Casi instintivamente, levantas el cañón del rifle y disparas. Tienes una cara de gatito asustado en la cara, pero con motivos. Cualquier cosa podría salir de ahí. Continúas apuntándole. Y sigues así por uno o dos minutos. Hay algo que te inquieta sin embargo. Tienes la sensación de que algo te está vigilando. Volteas lentamente los ojos hasta el final de la escalera. Lentamente volteas la cabeza. ¡Y…! La silueta de la criatura no está allí. Pero la sensación no se va. Sabes que a pesar de que no está arriba de la escalera, la criatura te observa desde alguna parte. ¿Pero dónde? ¿Dónde está ese condenado bicho? Cuando lo veas, lo vas a llenar tanto de balas que será más plomo que carne, te juras. Morirá. Y sufrirá tanto y más de lo que sufrieron sus víctimas. Mori… No… ¿Dónde podría estar sino encima de la escalera? ¡Debajo de ella! Volteas inmediatamente apuntando con la linterna, y la cara de una horrible abominación está sentada, justo al lado tuyo, a no más de dos metros de ti, mirándote fijamente con esos quemantes ojos pequeños, y reluciendo esas enormes mandíbulas, grandes y afiladas como cuchillos, que parecen sonreír malévolamente. Te asustas, y la imagen te mantiene paralizado. Mantienes la linterna apuntándole, pero el bicho no hace nada. Sólo te vigila.

Tú:- ¿¡Qué quieres de mí!? –Le hablas a la criatura, esperando que responda. Sin embargo, no tienes miedo. Sólo curiosidad. Es extraño, pero ves inteligencia en esa cosa.

La criatura se te acerca lentamente. Siempre mirándote con unos ojos quemantes, y una mirada demencial que con facilidad destruye la tuya. Está tan cerca que sería capaz de empalarte con esas enormes garras suyas, pero sigues sin mostrar signos de miedo. La criatura, moja delicadamente lo que vendría a ser su brazo, en el mar de sangre que yace en el primer piso, como si de “hundir la pluma en el tintero” se tratase. La criatura no quita su mirada de la tuya, y tú le devuelves el favor. Te sientes extraño, pero sigues sin tener miedo. No sabes por qué. ¿¡Por qué demonios no tienes miedo!? Ese bicho es bien capaz de matarte en un santiamén, y darte una muerte tan insanamente dolorosa que sería imposible de imaginar. ¿¡Por qué no temes!?
La criatura, con su enorme garra ensangrentada, empieza a pasar su extenso brazo sobre el mármol, mientras su mirada penetrante y su maquiavélica sonrisa siguen apuntándote, como tú aún lo apuntas con la linterna.

Tú:- ¿Qué haces? –curioseas.

La horrible bestia sigue pasando su mano sobre el mármol, mientras su sonrisa se hace cada vez más grande y menos evidente. Cada vez parece menos una sonrisa. Cada vez se parece más a la mirada lunática de un demente asesino, antes de aniquilar a su presa en un juego de la tortura. Mejor sería que tomes tu rifle y le dispares a esa cosa mientras aún tengas la oportunidad. Pero la curiosidad te sigue ganando a pesar de que esa cosa aparenta estar tan demente que está a punto de matarte. Parece que ésta es una decisión entre tu locura y tu curiosidad. ¿Qué harás?

* Intentas matar a la criatura. EVALÚA: Es posible que se tome tan mal un mínimo movimiento tuyo, que corra hacia ti y te empale como pudo (y tal vez debió) hacerlo antes.
* Dejas que prosiga. EVALÚA: Tal vez ya te habría matado si hubiera querido, pero no retira el hecho de que ese bicho es capaz de matarte. Eso ya lo hace un peligro.

PD: Ajá, cosas raras. Una pequeña advertencia: “ESTO es de VIDA O MUERTE”. Suerte =)
Elijan con extremo cuidado, porque éste puede ser el fin.

Oh... My... Fucking... Arceus...

Ahora que lo pienso.... lo mas natural seria dispararle, pero que pasa si esa cosa se enoja al recibir el disparo y te mata por eso, y antes nada mas estaba tratando de decirte algo, sin embargo, es casi seguro que eso fue lo que mato a todos, pero tal vez es mas peligrosa si lo atacas.... Opto por observarlo mientras lo apunto con el Rifle, en cuanto haga algo sospechoso le disparo.

OwO

Oh, fuck...

Okey, que no panda el cúnico. Entonces, estamos dentro de un edificio oscuro sin señal alguna de la presencia del hijo de mil perra este, encaramos a un bicho horrible que dentro de todo y destacamos, tiene la amabilidad de presentarse antes de POSIBLEMENTE matarte, y todo contando con el brazo y la pierna inútiles.
Si bien mi primer pensamiento me llevó a tratar de apelar al lado bueno de la bestia, después pensé un poco más: casi no cabe duda de que fue esta cosa la que mató a todos en el hotel (y quién sabe, probablemente a Craig también), está en frente tuyo haciendo quién sabe qué, aparentó utilizar un método de cacería arrojando un despojo de cuerpo, y no te quita los ojos de encima.
Entonces todo se reduce a nada: matarlo por miedo, o dejarlo vivir por miedo a que te mate si tratás de matarlo -w-
De no dispararle queda resolver una cuestión very, VERY importante: salir del hotel por tu seguridad, o continuar explorándolo por el mismo motivo por el que entramos, a sabiendas de que este bicho o, te va a continuar observando, o va a esperar a que encuentres a Craig para matarlos a los dos.
Mi voto va para volarle la madre, y si es necesario, gastar toda la munición

PD: en mi pedo hogareño, terminé pensando un momento en la criatura, y concluí que el hotel debe ser su morada (o al menos, tras "desahuciar" a todos los hospedados allí). Por ello creo que les tiene un poco de rencor a los dos: a Craig y al prota... he will not let you leave :devilface:
PDD: desvaríos de un hombre en pedo -w-'

Vamos, que solo falta un voto!

Spoiler:

Y si decimos que mi voto sirve x 2? owo

OK, como esto se está tardando demasiado, en adelante va a ser al mejor de 3 votos -_-

No me gusta, pero al menos así me tardo menos.

Esperen la siguiente parte

Me encataron tus historias segui asi! =)

Tienes suerte de que ese bicho no te haya dado muerte ya, por lo cual optas por simplemente no abusar de ella. Alejas tus dedos del rifle, y mantienes tu mirada fija en la de la criatura, cuya exagerada sonrisa se ha vuelto tan sicótica que apenas sí parece que sonríe. Una vez que el monstruo se aburre de mirarte, le presta atención al piso, apresurando cada vez más los movimientos de su brazo, si es que a ese apéndice, se le puede llamar brazo. Una vez que el monstruo acaba, se voltea observándote con esa mirada de loco en su rostro. Se aleja un poco del deforme charco de sangre que ha dejado tras de sí. Hace un gesto provocativo con la mano, invitándote a acercarte un poco. Sólo desvías la mirada un poco, no lo suficiente como para perder a la criatura de tu campo visual, para observar la zona en la que ha jugueteado. No ves demasiado. La luz de la linterna apenas vislumbra la pequeña zona en la que ha jugado. La bestia se sienta. O por lo menos, aparenta que eso hace. De inmediato, lo tomas como una indicación de que no intentará nada. Así pues, desvías la linterna hacia el charquito en el que se encuentran dibujadas lo que, increíblemente, parecen ser letras. Distingues poco, a pesar de la luz con la que apuntas. Será porque desde tu ángulo, las letras están al revés. De inmediato lo entiendes. La criatura quiere que le des la espalda. Apuntas de vuelta hacia ella, y sigue mirándote, pero ya no te mira dementemente, sino que te mira con la cabeza ladeada, y unos grandes ojitos brillantes. A pesar de que la criatura tiene un aspecto asqueroso, te dio ternura verla con esa carita de confusión. Si no fueras tan inteligente, habrías dado por sentado que con esa cara sería incapaz de dañar a una mosca. Sin embargo, lo eres, y sabes que la criatura es astuta, contrario a tus expectativas iniciales. Por otro lado, sabes que si intentas leer el mensaje con las letras dadas vuelta, necesitarías concentrarte demasiado en ellas como para darle atención a la criatura. Y por si esto fuera poco, irte sin más, haciendo caso omiso a su invitación, podría ofenderla y provocar hostilidad entre ella y tú. A pesar de que ves la última como la mejor opción, te detienes a pensar en que la criatura tal vez, en serio, no quiera hacerte nada. ¿Lo ves? Ya te ganaron sus ojos de cachorro hambriento. Así pues, te acercas inocentemente a ella, mientras te da un poco de espacio, dando un par de pasos hacia atrás y volviendo a sentarse. Volteas a ver el mensaje, el cual debes pasar de a poco, ya que las letras son desorbitadamente grandes. Reconoces letra tras letra, N-O-E-R… Volteas a comprobar a esa cosa, que tan pronto la alumbras, te mira con la cabeza ladeada, haciéndote ojitos otra vez. La miras como mirarías a un asesino por unos cinco segundos, y volteas para intentar descifrar qué burda clase de mensaje hay escrito en el suelo. E-S-D-I-V… volteas de vuelta, y la criatura sólo ha movido ligeramente una pata. Por lo demás, sigue exactamente igual que antes. Prosigues. E-R-T-I… Realizas lo que dice de inmediato. La criatura escribió en el suelo: “NO ME DIVIERTES”, en letras sangrientas, desfiguradas, como si un niño las hubiera escrito. No te puedes creer que esa cosa haya escrito algo, pero lo que te sorprende aún más es lo que escribió. No eres divertido. Volteas a ver otra vez, y el horror invade tu ser. Esperabas ver de vuelta a la criaturita con los ojos confundidos, y con la expresión del poco entendimiento. La diferencia fue horriblemente aterradora. Esa cosa esbozó otra vez esa horrible sonrisa sicópata, mientras, a sus pies, yacía un cuerpo desfigurado en la cara, abierto en canal, y con las tripas siguiéndolo de detrás de ti, como si siempre hubiera estado ahí. La pared también reluce letras ensangrentadas, que rezan: “ME GUSTA DIVERTIRME”. Parpadeas del asombro, y al abrir los ojos, la criatura tiene su cara pegada a la tuya. Ese bicho, en su sanguinaria demencia, mueve sus garras en un movimiento horizontal, casi partiéndote a la mitad en la zona de la cintura. Caes al suelo gritando de agonía, mientras la criatura pasa su larga lengua por sus uñas llenas de sangre. Acto seguido, tú arrastrándote hasta tu rifle, sujetándote la herida. No volteas, sólo te arrastras, gimiendo silenciosamente. Esa cosa interrumpe tu paso, hundiendo su larga garra en tu hombro, consiguiendo detenerte. Sueltas otro espantoso alarido, mientras de tus ojos brotan lágrimas de dolor. Te coloca de espaldas al piso, después de haberse cansado de tu silencio, y alza su brazo, alto en el aire, como si fuera a ponerle fin a tu dolor, acabándote de una vez. Pero no. Esa cosa aún no ha acabado. Empieza a empalar ambos brazos, una y otra vez, en tu abdomen, por la zona de los riñones. Tus horribles gritos, llenan de vida los silenciosos pasillos del muerto hotel. Cuando finalmente no hay más que carne picada en la zona que abarca la colérica ráfaga de puntadas, la criatura te abre en canal con una precisión quirúrgica que aún después de tanto de dolor, te mantiene con vida. Sientes sus gélidas manos moviéndose dentro de ti, provocando un dolor que serías incapaz de imaginar. Toma tus tripas, y las arranca con gran furia, haciendo un pequeño montículo carnoso a tu lado. No crees poder respirar más, a pesar de que lo intentas. Todavía no te dejas morir, a pesar de que sea una obviedad. Unas garras heladas engullen tu corazón aún palpitante, que es apretado con odio, para después ser arrancado de tu pecho, dejando, tras de sí, un rastrillo de sangre. Ahora sí ya no consigues respirar, y el dolor aún se siente. La criatura se asoma a verte, y al ver que reaccionas, de un zarpazo consigue arrancarte uno de tus ojos. Posiblemente, tu cabeza está abierta también, pero no importa ya. Aún vives, pero sabes que eso acabará pronto. El dolor de esa tortura aún se siente. No sabes qué has hecho para merecer un destino tal, pero tu mayor agonía no es el dolor, sino el saber que incumplirás tu promesa. Kath nunca sabrá qué cosa es peor que los zombis, y todo es culpa tuya. Deberías haberle disparado cuando aún pudiste. Deberías haberla traído contigo. Deberías haberte ido a casa con Leon. Deberías haber abandonado a Adam a su suerte. Hay muchas cosas que podrías haber corregido para evitar éste destino. No hiciste nada para merecerlo, pero tú fuiste su artífice. Ahora se acabó todo. Para ti, para mí, para Kath, para Adam, Leon, para tu familia. Todo se acabó.

Acto final, mueres, lenta y dolorosamente. El resto es silencio.

Fin.

PD: “ME GUSTA DIVERTIRME”.

MUAJAJAJAJAJAJA

*EDIT*

Epílogo:

-Kath:
Pasaron dos horas desde tu muerte, y la preocupación de Kath fue más grande que cualquiera de sus miedos. Entró en el hotel, aterrada de las espantosas imágenes que en él yacían. Escaló unos cuantos pisos, donde después de encontrar tu casi irreconocible cadáver, consiguió matar a la bestia que te asesinó. Lloró a tu lado demasiado tiempo. La noche había llegado, y la luz de la aún encendida linterna se desvanecía. El último sonido que se escuchó en el hotel Nuke, fue un disparo. Más nunca se supo nada de Kath.

-Craig:
Craig entró en un estado de shock poco después de haber visto el primer cadáver. Las horas se convirtieron en días, y el trauma que había sufrido le impedía siquiera mover un dedo. No podía caminar. No podía comer. No podía beber. Craig murió de inanición dos días después de que falleciste.

-Leon:
Había pasado un día desde que tú y Kath habían ido a buscar a Adam. Cansado de estar esperando a que volvieran, tomó cuanto pudo y partió a buscarlos. Pasaron dos días de búsqueda incansable. Dos días sobreviviendo a un infierno. Dos días en los que no había encontrado ni rastro ni de ti, ni de Kath, mucho menos de Adam. Los dio a los tres por muertos, e intentó sobrevivir por su cuenta. Se supone que escapó de la ciudad por su cuenta. Sin embargo, nunca se supo nada más de él.

-Adam:
Se lo dio por muerto, aunque jamás fue corroborado. Cualquiera que intentara hablar de Adam, se refería a él como "silente", nunca por su nombre.

-Jackson y su hija:
Después de que Leon se fue, estuvieron bien y a gusto cuatro días, seguros en la tranquilidad del distrito, ignorando la existencia de cualquier zombi errante, y guardando tanto silencio como una sombra. Una gran oscuridad nubló el distrito el quinto día. Se escucharon truenos, que se acercaron de manera muy rápida. Los estruendos se acercaron. Ambos murieron después de escuchar el quinto trueno. Dejaron de respirar.

-Tu hermano:
Un zombi lo encontró seis horas después de que te fuiste. Estaba dormido cuando murió. Pero despertó poco después...

-Tus padres:
Murieron una semana después de haberse encerrado en la comisaría, poco después de haberse aplicado la ley marcial en la ciudad. Entró una horda enorme de esas cosas, que acabó con la vida de hasta el último niño en pie. Tus padres intentaron escapar, pero estaban rodeados cuando los mataron. Murieron como los cobardes que eran, llorando y gritando por piedad.

Dos meses después, ese infierno en tu ciudad, ya era algo que sucedía en todo el mundo. Nunca se supo qué fue lo que pasó, ni por qué.